domingo, 29 de mayo de 2011

Un filial digno de la categoría de plata

Ayer decían que había una final de Champions, a las 20:45 horas. Para los sevillistas, la fina de la Champions era a las 18:00 en la Ciudad Deportiva Jose Ramón Cisneros Palacios, de donde tantos y tantos futbolistas han salido de ahí, amén de millones y millones de euros. El Sevilla Atlético estaba obligado a ganar para pasar de fase en los playoff de ascenso a la categoría de plata; al Real Unión de Irún le bastaba el empate.
Lleno hasta la bandera en la carretera de Utrera, mucho calor, rondando los 35º, y una leve brisa que recorría el espacio que había entre aficionado y aficionado. Tal vez fue eso lo que hizo que la sensación térmica fuera menor. Ambientazo el que había, con mucha ilusión en todos nosotros. Los chavales, aparte de que Lorenzo pegaba y fuerte, sintieron el calor de toda la afición que creen en ellos.

Los jugadores de Ramón Tejada, la Tejada's Machine como aquí le llamamos, hicieron el fútbol que están acostumbrados a hacer: toque, velocidad, ataque, coraje, etc, etc, etc. El Irún, típico equipo del norte de España, acostumbrado al juego rácano, perdiendo tiempo desde el minuto 1, balonazo arriba.
La primera parte pasó sin más historia. Bueno, sí. Gol mal anulado a Rodri en el minuto 19 que nos daba el pase. Una roja directa a Lacruz, un perro viejo en esto del fútbol, por agresión con su brazo al mismo delantero sevillista y otra roja directa, mucho más clara aún e, inexplicablemente, no se la mostró, a Eneko Romo, otro con bastante experiencia, por una manotazo en la cara de, de nuevo, Rodri.
La segunda parte era un quiero y no puedo del Sevilla, mientras que los jugadores del conjunto vasco hacían todo lo posible para parar el juego con lesiones injustificadas, el cuerpo médico andando para ayudar a los jugadores, dos minutos perdidos por cada saque de banda... lo de siempre. Sigo sin entender por qué tirar balones al terreno de juego es sinónimo de multa por perder tiempo y esta clase de “estratégias” no lo son.

En el minuto 65, Rodri cae en el área por culpa de un calambre y Lacruz, el mismo que debió estar en las duchas, en vez de estirarle la pierna, lo hace de otra forma para que se le suba el gemelo. El jugador sevillista contestó con una agresión y el árbitro le amonestó con roja directa, clarísima además. No sé como un jugador que es casi profesional tiene este tipo de carácter, dejando a su equipo con uno menos jugándose un puesto en la máxima categoría a la que pueden aspirar.
Después de esto, el quiero y no puedo se hacía aún más claro y los jugadores y afición estaban muy tensionados. En el minuto 85, a falta de cinco para el término del encuentro, Deivid cabeceó un centro de Campaña (increíble el partidazo de este hombre) y puso el 1-0 en el marcador. Se desata el júbilo en la carretera de Utrera y, con cinco minutos por delante, el sufrimiento se iba a hacer prácticamente notable.
Luis Alberto hizo el 2-0 con una tranquilidad propia de un quirúrgico en plena operación de corazón. Ya con todo el Irún arriba, incluido el portero, intentó empatar la eliminatoria (el resultado en el Stadium Gal fue de 2-1 favorable a los de ayer visitantes) en un córner y esto hizo que el Sevilla Atlético defendiera con garra. Se sacó el balón con la cabeza en la frontal del área chica y el gol ya estaba cantado, con una contra que transformaron tres jugadores por parte sevillista y un defensa vasco.
El balón cae sobre el mago de San José, Luis Alberto, y este hace un pase en profundidad sobre Morales, metiendo un sprint que ni el mismísimo jamaicano Usain Bolt. Con la pelotita casi dentro de la portería vasca, Ñoño, que no estaba ni convocado, hace una espectacular aparición en ropa de calle y siguió a Morales con los brazos abiertos para que anotara el tercer y último tanto sevillista. Bien pudo anular el gol el árbitro por dicha aparición.
La alegría de los aficionados allí presentes se hizo palpable con una leve invasión de campo para mantear a Luis Alberto y Rodri, dos de los mejores jugadores del filial. A falta de dos eliminatorias, el Sevilla Atlético espera a mañana para saber su rival en la siguiente fase. El sorteo, a partir de las 17:00 horas. No hay quien pueda pararlos.

lunes, 23 de mayo de 2011

Negredo y Kanouté hacen que haya más vacaciones

El Sevilla Fútbol Club se impuso por 2-3 al Real Club Deportivo Espanyol. La pegada, algo que no ha faltado casi nunca esta temporada, ha hecho que el Sevilla quede quinto, tras la victoria, también, de Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao. Esto supone que el Sevilla no jugará la previa de la Europa League; por lo tanto, los jugadores tendrán más vacaciones... aunque no se la merezcan.

Sino fuera por la defensa, este año, estoy seguro de ello, hubiéramos quedado cuartos o terceros. Son 61 goles los que hemos recibido, siendo el tercer equipo más goleado. 61 goles, que se dice pronto. Si hubiéramos recibido 40, no me cabe duda de que hubiéramos conseguido el objetivo. 61 goles que son muchos para un equipo que queda quinto en la tabla. El Dépor, que ha bajado a Segunda División muy a mi pesar, ha recibido 14 goles menos que nosotros.

El nuevo estadio del Espanyol, Cornellá, ha sido testigo del último partido de este Sevilla en la temporada 2010/2011. Un encuentro que no ha sido dominado por el Sevilla, pero tampoco por el Espanyol. Igualdad de posesión pero no así de tiros a puerta, ganando en esta faceta el Espanyol.

El equipo catalán quería brindarle la victoria a Iván de la Peña, el excelente jugador que anunció su retirada la pasada semana. No pudo conseguir la victoria porque, en parte, tenía a un Sevilla jugándose la quinta posición de Liga, con una delantera de gran pegada. Goles de Negredo y un gran profesional llamado Kanouté, tras magistral jugada del canterano Luis Alberto. Espero que Vicente del Bosque se fije, para los futuros encuentros de la Selección, en el pichichi nacional, ya que sería un premio para la gran temporada que ha hecho.

El partido comenzó con un mazazo para los periquitos. Negredo transformó el primer gol de la noche catalana. Era el minuto 2 y se preveía un partido no fácil, pero sí asequible para los andaluces. Pero no fue así ni mucho menos. El equipo tenía las mismas dolencias que lleva teniendo durante todo el tiempo que ha estado Gregorio Manzano en el banquillo.


Javi Varas y la poca puntería de los delanteros del Espanyol hizo que no encajáramos ningún gol en nuestra portería. Fue constante el Espanyol, teniendo innumerables ocasiones para un equipo que solo se jugaba la dignidad, o eso creo. Llegamos así casi al final del primer tiempo cuando Luis Alberto sorprende por la banda izquierda, llega hasta la línea de fondo tras una pared con Romaric y pone el pase de la muerte a Kanouté, haciendo el 0-2. Por supuesto, el malí le dedicó el gol, con lágrimas en los ojos, a su padre, que el día anterior falleció.




Pero, como lleva sucediendo toda una temporada, el Sevilla salió sin ningún tipo de intensidad en la segunda parte. Cuando el partido tiene que ser controlado, no lo es, y de ahí llega el sufrimiento. Un enorme fallo de Sergio Sánchez hizo que Osvaldo, un jugador con bastante calidad, anotara el 1-2, dándole vidilla al Espanyol y, de esta forma, al partido.

El equipop estaba roto, muy cansado y no tenía pinta de poder sacar un resultad positivo de Barcelona. Pero, cuando peor estaban las cosas, Negredo, tras un pase desde la banda derecha, saca un tiro increíble que se cuela en la portería del Espanyol. Gran temporada del vallecano que, como ya he dicho más arriba, se merece la internacionalidad.

Llegan los cambios 'made in Manzano'. Se ve cómo el brasileño Renato se despoja de la indumentaria de calentamiento para salir al terreno de juego y todos los sevillistas esperábamos que fuera Romaric el “castigado”. Pues no, fue el canterano Luis Alberto el que se fue a las duchas, cuando estaba haciendo un gran encuentro. Con Romaric y Medel bastante cansados, llegó el gol de Verdú en el minuto 74, a falta de 16 minutos para el final del partido. Y es aquí cuando empezamos a pensar en el Osasuna-Sevilla.

Gracias a Dios, el Espanyol no se jugaba nada y estaba pensando ya en la siguiente temporada y en diversos homenajes a sus jugadores. Terminó el encuentro con el 2-3 en el videomarcador, que, tras la victoria de Athletic y Atlético, nos hizo quintos, sin pasar por la previa de la Europa League.

martes, 17 de mayo de 2011

Una victoria son sabor europeo

Con la victoria de ayer, el Sevilla se mete, no por primera, ni segunda, ni tercera, ni cuarta, ni quinta, ni sexta, ni séptima, sino por octava vez consecutiva, que se dice pronto, en Europa. Un auténtico mérito para el trabajo que, desde que entramos por primera vez en 2004, ve sus frutos año tras año. Esta vez ha caído la Real Sociedad en el Ramón Sánchez-Pizjuán, con una entrada de alrededor de 40.000 espectadores, que se despedía así de otra temporada junto a los suyos.

Desde antes de 2004, el Sevilla jugó competición europea, entre ellos el partido de Copa de Europa contra el Benfica, siendo el primer club andaluz en competir por la máxima competición continental, ocho años. Desde 2004, el Sevilla ha igualado ese número. Ya van 16 temporadas las que jugamos en Europa, y las que nos quedan.

La semana de la afición, que empezó tras el lamentable resultado cosechado contra el Real Madrid, ha tenido como culmen un resultado fantástico, aunque la derrota del miércoles contra Osasuna, hacía presagiar lo contrario. Minutos previos al partido y antes del himno del centenario sevillista, el internacional griego Vassillis Tsartas, exjugador del Sevilla y uno de los grandes ídolos del sevillismo, salió al centro del campo para hacer el saque de honor y recibir un homenaje por los suyos durante cuatro años.

El que viene a empatar, pierde, eso es ley de vida y eso es lo que le pasó al conjunto vasco. Un maravilloso Kanouté, que hizo dos goles, y Negredo, sellaron una victoria que, como ya he dicho más arriba, nos pone por octavo año consecutivo en competición europea. Un Sevilla que supo manejar a la Real a su antojo, con toque y clase, con internadas por las bandas y con pegada, mucha pegada, aunque el travesaño, de nuevo, hizo que el resultado no sea más abultado.

Excelente el partido del gigante de Malí. No sé qué haremos sin él y sin su manera de bajar el balón al suelo, sin su manera de regatear, sin su manera de recibir el balón en el centro del campo, sin su manera de animar a todo el vestuario, sin su manera de marcar goles... sin su manera de jugar al fin y al cabo. Pero no sé si es mejor dentro o fuera del campo. Qué grande es el mejor, para mí, jugador de la historia del Sevilla. El primer gol que anotó, en el minuto 53; el segundo, siete minutos más tarde.




Pero cuando el 2-0 campeaba a sus anchas en el marcador, el tremendo despiste de la zaga sevillista hizo que, en el minuto 71, Agirretxe consiga acortar distancias. El Sevilla, esta temporada, siempre ha sufrido y no podía ser menos hacerlo por última vez ante su público. Pocos minutos después, la Real tuvo una ocasión clarísima de gol, pero gracias a Dios, no la materializó.

De nuevo estaba el aficionado nervioso, pensando en que se nos volvería a escapar tres puntos. Pero ahí está Negredo. El vallecano anotó el gol de la tranquilidad para los nervionenses a falta de 10 minutos para el final. Gol que, de nuevo, dedicó a su hija, presente en Preferencia del Sánchez-Pizjuán.

Enorme la temporada de Negredo. Ha tenido un cambio totalmente de actitud, aptitud y ganas respecto al Negredo del año pasado, que estaba absolutamente negado. Su decimooctavo gol de la temporada es el que consiguió, quedándose a uno de su récord personal en una liga y pudiendo ser, a falta de una jornada, el pichichi nacional. Y parece mentira que no vaya a la selección.

Sin un gran fútbol pero siendo bastante superior a la Real Sociedad, el Sevilla ha conseguido la victoria que maquilla la temporada. Porque, para mí, ha estado al borde del fracaso. No ha sido mala la temporada gracias, en parte, a esta nueva clasificación europea, pero tampoco ha sido buena, cuando el objetivo marcada a principio de curso fue la clasificación para Champions.

Aparte de fútbol, ayer en Nervión hubo ovaciones y despedidas. Agradecimiento a Renato, un humilde brasileño que se convierte en el jugador extranjero que más veces ha vestido la camiseta del Sevilla. Para mí, ha sonado a despedida también, pero él dice que quiere acabar su contrato con el Sevilla. Este verano se decidirá el asunto.

Despedida para el Comandante Drago. Enorme el serbio. Vino como sustituto de Sergio Ramos cuando se le vendió al Real Madrid y, no solo ha igualado al camero, sino que le ha superado, dejándolo en la sombra. Un jugador que ha tenido coraje, que siempre ha defendido al Sevilla con capa y espada. Un jugador de los que ya pocos quedan en los equipos de fútbol. Una pena que se retire, pero es que la edad junto a la lesión, han hecho que únicamente haya jugado los últimos partidos de esta temporada.




Y, como no, ovación también con aires de despedida a Don Frederic Oumar Kanouté, el grande. Tiene ofertas por parte de un equipo de Qatar y otro de Estados Unidos, pero Del Nido no quiere venderle. Un jugador que sobran las palabras cuando se habla de él. Un jugador inmenso y humilde, muy humilde, y grandísima persona fuera del campo.

También recordar al Sevilla Atlético, que han quedado segundos en el grupo IV de Segunda B. Los jugadores de Tejada, que han hecho un temporadón increíble, se han clasificado para la liguilla de fase de ascenso a Segunda y les ha tocado el Real Unión de Irún, con la ida en el Stadium Gal y la vuelta en Sevilla, con campo aún por determinar. Aunque, creo, será en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Hasta aquí la penúltima jornada del mejor equipo de Andalucía, la última en su feudo. Ahora solo queda la visita en Cornellá donde conseguir los tres puntos tiene que ser obligatorio para no jugar la fase previa de la Europa League. Y así, tener un mes más de descanso, aunque los jugadores no se lo merezcan. La semana que viene diré mis opiniones acerca de la temporada.

jueves, 12 de mayo de 2011

En el fútbol hacen falta cojones

Un Osasuna totalmente hundido en lo más bajo de la clasificación hace sonrojar al Sevilla, un equipo que se está jugando una clasificación europea, aunque parezca mentira por la imagen que dio ayer. El conjunto navarro ganó por la mínima al conjunto andaluz con una segunda parte magistral.

El Osasuna se medía en su feudo, el Reyno de Navarra, a un Sevilla que, con la victoria, sellaba matemáticamente su octava participación consecutiva en Europa. El Osasuna, con el objetivo de conseguir la victoria para tener mucho más cerca la permanencia, estuvo apoyado en todo momento por su afición. Y es que, una de las cosas que más me gustan del Osasuna es eso, su afición, convirtiendo, casi siempre, el ambiente de casa en un ambiente totalmente hostil para el contrario, cosa que pasa en muy pocos estadios de primera.

Manzano, con una plaga considerable de lesiones, se arriesgó en la alineación titular con el canterano Bernardo en la zaga y con Fazio como medio centro, acompañando a Medel. El debutante en primera y futuro jugador de la plantilla se encontró muy nervioso y tuvo fallos bastante importantes atrás.

Una muy buena primera parte del Sevilla hizo que consiguiera dos goles, obra ambos del vallecano Negredo. Un equipo lleno de profesionales de los pies a la cabeza, con casta y coraje, con un lavado de imagen de aquel fatídico 2-6. Era otro Sevilla. Pero es que, a partir del segundo gol, el Sevilla se desinfló. Y eso que con la victoria virtual de los nervionenses y el empate del Espanyol nos lo dejaba bastante fácil para maquillar la temporada.




Salimos en la segunda mitad con una caraja impresionante. Antes de cumplir el primer minuto (sí, sí, leéis bien, primer minuto), Kike Sola anota el primer gol para los pamplonicas y se vienen arriba. A un equipo que se está jugando la vida no se le puede dar aire, hay que ahogarlo, matarlo futbolísticamente hablando. Pero no.

El Sevilla era otro, como decía. Ya no tenía la posesión de balón, el Osasuna era el que atacaba, jugábamos con once jugadores en nuestro campo. Un esperpento. Y el que juega con fuego se termina quemando. Gol que nos mata. A falta de 10 minutos, nos hacen el empate. El colmo de los colmos. Y, para variar, en el último minuto nos hacen el tercero.

Se vuelve a repetir la imagen que dimos contra el Real Madrid pero esta vez ante un equipo que se jugaba el descenso. Parecía que el que iba a UEFA era el Osasuna y el Sevilla era el que se jugaba el descenso. Otra noche negra y van dos en cuatro días, porque vaya como está el equipo, psicológicamente muerto.

Nos han hecho nueve goles en dos partidos, llevamos 58 (que se dice pronto) en contra. Manda huevos que un equipo que está luchando por octavo año consecutivo por entrar en Europa sea el quinto equipo más goleado de la liga. Imagen nefasta y vergüenza que se dejaron los jugadores en el campo.

La verdad es que el Sevillismo está dolido, muy dolido, porque los jugadores que representan a su institución no corren sobre el campo, no hacen absolutamente nada. Y eso lleva a la impotencia a los aficionados sevillistas, que le echan la culpa al entrenador.

Y ojito porque el partido del domingo lo jugamos sin Medel ni Zokora por sanción y sin Rakitic, ni Navas, ni Cáceres, ni Navarro, ni Alexis... Menuda mala suerte la que tenemos. Pero, eso que no quepa ninguna duda, sea de quien sea la culpa de la actual situación sevillista, a los aficionados poco nos importará el domingo, porque volveremos a animar como siempre hemos hecho.

lunes, 2 de mayo de 2011

El Sevilla hiere de muerte al Almería

La noche del sábado, el Atlético sumaba una victoria importantísima para sus aspiraciones europeas. Con ese resultado, adelantaba al Sevilla, sexto por entonces, y colocaba al equipo de Nervión séptimos, con todo lo que ello conlleva. El Sevilla se veía obligado a conseguir los tres puntos en un estadio donde el año pasado, gracias al milagroso gol de Rodri en el último minuto, se consiguió el pase a Champions.

Efectivamente, el Sevilla ha conseguido en la tarde de ayer tres puntos vitales para seguir por octavo año consecutivo, que se dice pronto, en Europa. El gol de Renato, que se convertía en el día de ayer en el jugador extranjero que más veces ha vestido la elástica rojiblanca, hizo que el Sevilla dejara tocado y hundido a un Almería que, psicológicamente pero no matemáticamente, está en la división de plata del fútbol español.

Los cerca de 1.000 aficionados sevillistas desplazados a los Juegos del Mediterráneo salieron ayer con la misma sonrisa que con la que salieron hace ahora casi un año atrás. Aparte de la casi segura clasificación (a expensas de lo que haga esta noche el Espanyol en su feudo ante un fuerte Athletic) a Europa, el aficionado sevillista de a pie quería que el Almería bajara este año.

Todos los aficionados rezaban por un Almería-Sevilla o viceversa en la última o penúltima jornada. Pero, gracias al destino, quedando tan solo cinco jornadas para acabar la liga, el Almería podría decir adiós a la denominada por muchos periodistas (pero no por mi) mejor liga del mundo. Encima contra un Sevilla jugándose Europa de nuevo y como el año pasado.

Recuerdo como cantaron los almerienses el ya conocido por todos “musho Beti', musho Beti', é, é” o, a tres días de la final de la Copa del Rey contra el Atlético, también “forza Atleti”. Ellos no se jugaban nada y parecían (presunción de inocencia) que estaban primados, incluso empatando por dos veces el partido. Ayer se escucharon cánticos a favor del eterno rival del Sevilla y, gracias a Dios, el gol de Renato les mandó a segunda. Un sitio en el que, si cabe, sería un premio para un equipo que siempre ha militado en Segunda División B o Tercera.

Vamos al partido. 0-1, gol de Renato y a otra cosa mariposa. La primera parte del partido fue un auténtico tostón. No hubo juego por parte de ninguno de los dos equipos, sin velocidad, sin tensión... parecía que el Sevilla y el Almería tenían asegurado sus objetivos y que no se jugaban nada. La imagen del equipo recordaba al partido de Mallorca y Getafe. El primer cuarto de hora, sobre todo, fue para echarse a llorar, incluso pensando que el entrenador, Goyo Manzano, no quiere seguir en el puesto.

Después del primer cuarto de hora, el Sevilla empezó a dominar algo más el partido, pero sin velocidad ni chispa. Diego Alves estuvo espléndido ante dos tiros de Diego Capel, el mejor del Sevilla en el primer tiempo, que pudo poner por delante a los de Nervión. Para colmo, Rakitic tiene que ser sustituido por una lesión. Jugaba con una lumbalgia pero fue el quinto metatarsiano del pie el que se ha fracturado. Se pierde el resto de la temporada el fichaje más importante, junto a Medel, de este año.

La segunda parte comenzó con los mismos jugadores que con los que se llegó al descanso del partido, pero pronto se vio el Sevilla con superioridad numérica. Jakobsen, con una entrada criminal, como si fuera un asesino, levanta el pie a la altura de la yugular de Martín Cáceres. El jugador cae mal y se lesiona las costillas, con una fisura, y un hematoma en el riñón. Evidentemente, Jakobsen ve la tarjeta roja directa. El charrúa puede jugar el último partido de liga, aunque lo tiene muy complicado.

Gregorio Manzano, con la superioridad, cambió el esquema táctico, dando entrada al jovencísimo jugador de la cantera Rodri, recordando el pasado. Solo llevaba un par de minutos sobre el campo cuando centra al corazón del área, lo deja pasar Negredo y Renato, como suele hacer casi siempre llegando desde la segunda línea, cabecea a placer.

Con el 0-1 el Sevilla no suelta la pelota y domina el partido, siempre con el balón en los pies de los jugadores rojiblancos. Incluso hasta Medel tuvo la oportunidad de conseguir el 0-2, aunque su disparo se marchó alto. Negredo, como ya he comentado, tuvo también un mano a mano con Diego Alves, pero el brasileño le ganó la jugada. De nuevo, Javi Varas salvó el partido. Sacó una mano providencial en una falta que peinó Ulloa.

Así terminó un partido que fue, para todos, un aburrimiento en toda regla, en la que el juego brilló por su ausencia. Tres puntos importantísimos para la posible clasificación a Europa y la nota negativa del partido fue las lesiones de Rakitic y Cáceres. Desde aquí, desearle mi máximo apoyo a los dos.